ADRIÁN CORMILLOT

Es de familia: a Cormillot hijo también le gustan los enanos

Adrian Cormillot comparte una rara pasión con su padre.
miércoles, 6 de octubre de 2021 · 12:36

El hijo del doctor más famoso de la Argentina, Adrián Cormillot, quien además se autoproclamó el “Hermano del año” tras el nacimiento de Emilio Cormillot, comparte una rara pasión con su padre por los enanos.

El médico nutricionista Adrián Cormillot no oculta su fanatismo por los Pitufos y asegura que su pasión por los enanos azules “supera todos los obstáculos”. Incluso el fuego. Adrián manifiesta tener cientos de los muñequitos azules de la historieta de los años 60.

Colección de Pitufos. 

En 2019 se incendió mi casa y se quemó toda mi colección de 850 figuras, pero volví a empezar. Ni esa fama de que los Pitufos traen mala suerte me quitó las ganas de seguir juntándolos. No me importa.

Como informó AMBA24, hace tiempo que se sabe de la particular fijación que el doctor Alberto Cormillot tiene por los enanos, algo que quedó registrado en una producción de fotos para la revista Caras y que no pasó desapercibido ante los ojos de los internautas.

En aquel entonces, se pudieron observar los 27 enanos que Cormillot tiene en su jardín de la casa que comparte con su esposa, Estefanía Pasquini. Según el doctor, su afección por los enanos de jardín viene desde que era pequeño y se lo inculcó su madre, quien le habría heredado los primeros siete.

Al parecer, es algo que va pasando de generación en generación, porque Adrián cuenta que todo empezó hace casi diez años, cuando sus hijas habían logrado juntar unos 25 Pitufos que les había regalado su abuelo. Un detalle no menor. Luego unos amigos les dieron setenta figuras más que ellos tenían guardadas pero las chicas ya estaban más grandes y “no les dieron mucha bola”.

Pitufos de Cormillot. 

Fue entonces con el doctor nutricionista decidió hacerse cargo de la colección sin terminar y dijo: “Esto lo sigo yo”, y empezó a armar su colección de enanos azules de los años 60.

Según cuenta Adrián, quiso poner su colección de cientos de Pitufos en el living de su casa. El los quería allí porque en su opinión son un “objeto pop” y tienen mucho “rock”. Sin embargo, los Pitufos terminaron en un cuartito de la terraza, “como si estuvieran en penitencia” y sin ser admirados por los invitados que acuden a su casa, “una lástima”.