YANINA LATORRE

Yanina Latorre mostró su desordenada, pero lujosa, habitación

La angelita subió a historias de Instagram imagenes de su alcoba, que incluye escritorio y juego de sillones.
domingo, 18 de abril de 2021 · 19:37

Yanina Latorre compartió en su Instagram la lujosa habitación que tiene con su marido Diego Latorre, amplia, con vista al jardín y algo desordenada.

La panelista de "Los Ángeles de la Mañana" tomó su teléfono e hizo un tour por el cuarto que comparte con el exjugador de fútbol, de una manera relajada, natural y sin hacerse mucho problema por el desorden típico que impone la rutina.

Yanina Latorre.

“Ay, ¿sabías que te amo?”, le dice Yanina a su perro con ternura, en el comienzo del video compartido. “Está escondido en el sillón de la madre”, describió la actitud relajada del can.

“Latauer trabaja y el perro duerme. ¿Estás bien? ¿Qué estás haciendo?”, le preguntó a su marido, sentado en un escritorio y frente a su computadora, muy concentrado. “Muy bien, tengo que trabajar”, contestó el exjugador de Boca Juniors.

Fuente: (Twitter)

”¿Para qué?”, insistió la panelista. “¡Para mi trabajo! La final de la Recopa, es ahora, en un ratito”, contestó Latorre sobre el inminente partido que tenía que comentar.

Con un paneo de 360 grados, Yanina Latorre mostró cada uno de los rincones de su habitación: además de una cama king size, en la habitación de la pareja se pudieron ver el mullido sofá en el que descansaba el perro de la familia. Cerca de la puerta, además, hay una mesa ratona de vidrio y un espejo. Ahí se frenó Yanina.

Yanina Latorre.

“¿Te vas a comentar? ¿Yo sabés adonde me voy?”, invitó a adivinar Yanina. “¡Al sobre!”, arriesgó él. “Me voy a bañar, rey. Esto es lo que queda de mí, miren lo que soy, soy una desgracia”, dijo Yanina enfocándose frente al espejo y mostrando su look informal: una musculosa violeta en combinación con unas calzas cortas negras.

“Ahí viene Lola. Ay, mirá lo que es este cuarto: hay que ordenar este quilombo, ¿quién lo ordena?”, se preguntó Yanina mientras enfocaba hacia unas carteras, ropa, cajas, calzados y objetos no del todo en su lugar. “No, no te traigo nada”, le respondió a su hija ante un pedido que no se escuchó de manera nítida. Toda una postal cotidiana.